He leído algunos libros en estos meses, tanto "espirituales" como psicológicos. Por ejemplo, el famoso libro llamado "Tus zonas erróneas" de Wayne Dyer, "Conversaciones con Dios" -los 3 tomos- de Donald Walsch, reeleí "El sermón de la montaña" de Emmet Fox y artículos varios en la web.
Todos los textos tienen varias cosas en común, claro, pero quiero poner de relieve una en especial que es muy conocida:el poder mental.
El poder mental o mentalismo se refiere básicamente a que nuestra mente, nuestro pensamiento, es el primer paso para crear (y la capacidad de crear es la herencia de Dios). La mente es todopoderosa y lo que tenemos en ella o mantenemos en ella, de una u otra forma, llegará a nosotros.
Esto no es válido solamente para conseguir cosas materiales sino también lo es para lo que se refiere a nuestro interior o a la visión que tenemos de nosotros mismos. Por ejemplo, si yo tengo en la cabeza que las cosas son siempre difíciles y que yo no puedo realizarlas, pues la manifestación en la realidad será exactamente eso: no seremos capaces de realizar lo que queremos.
Por el contrario, si tenemos en la mente que somos capaces de todo pues eso será lo que tendremos.
Bueno, entonces, ¿como sería nuestra conducta, qué obtendríamos si todo el tiempo nos vienen diciendo que somos unos "pecadores"? El concepto de pecado y pecadores que tanto las religiones nos chancan en la cabeza ¿no tendrían como resultado más pecado? Si desde niños nos enseñan que somos pecadores y que incluso, tan solo por nacer ya cargamos con un pecado llamado "original", ¿no sería lo más normal que lo sigamos siendo?
No voy a entrar a criticar a las religiones ni a estos pensamientos pero creo que, incluso siguiendo el pensamiento de estas religiones, si lo que el hombre tiene que hacer para cambiar el mundo para mejor es cambiar su forma de ser y pensar, transformar su espíritu y mente, pues podríamos comenzar sacando de la cabeza el pensamiento de "YO PECADOR".
Dejemos esta acusación perpetua que pesa sobre nosotros y comencemos diciéndonos : Yo soy un buen hombre, yo soy amor. ¿Por qué tenemos que calificarnos de mala manera cuando podemos resaltar lo bueno en nosotros?
Te propongo algo. Si eres católico y rezas el Ave María, cambia la parte que dice: "Ruega por nosotros los pecadores" por "Ruega por nosotros tus Hijos".
Hagamos la prueba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario