viernes, 10 de octubre de 2008

REFLEXIÓN: Una breve historia sobre el perdón.


El tema del día era cómo afecta a nuestra vida el resentimiento. Nuestro maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico. Ya en clase elegimos una papa por cada persona a la que guardábamos algún tipo de resentimiento, escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas.


El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas. Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo y el fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendía cosas que eran más importantes para mí. Entendí que todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental.


Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse. Me di cuenta que cuando hacía importantes los temas incompletos o las promesas no cumplidas me llenaba de resentimiento, aumentaba mi stress, no dormía bien y mi atención se dispersaba.


Perdonar y dejarlas ir me llenó de paz y calma y alimentó mi espíritu. Me di cuenta que la falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando. Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.


El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. Esto no significa que estemos de acuerdo con lo que pasó, ni que lo aprobemos. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Perdonar simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo basandose en la aceptación de lo que pasó.


La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento, te tiene encadenado. La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes. El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.


Llegó la hora de avanzar, llegó la hora de perdornar y perdonarnos. Llegó la hora de amar y amarnos y de atarnos a la vida por el amor no por el rencor.


Anónimo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

creo q cuando el orgullo el dolor y la frustracion abrazan el corazon sufrimos mucho y decimos una y otra vez que no mereces perdonar a nadie Dios nos hizo diferentes algunas personas son mas sensibles y saben perdonar otras tienen un caracter fuerte y lo acen de otra manera por que ellas lo expresan con todo lo que hacen quieren acerlo por que saben que tienen una trizteza que dia a dia los persigue pero les digo algo cuando quieran un concejo para perdonar recuerden la vida d e jesus siempre fue rechazado y criticada y seguia amando fue pisoteado y escupido y jamas dejo de amar y por si esto no te remuerde el corazon dijo asu padre que nos perdonara por lo que le haviamos echo. para perdonar nececitas conocer a Dios perdonar no significa aceptar el error significa darle otra oportunidad de ser mejor.

Anónimo dijo...

yo pienso que el perdonar limpia todo mal y carga que sentimos es muy buena idea eso de las papas ya que asi mismo nos pasa a nostros y es pejor perdonar i no cargar con ese resentimiento q sentimos y llevamos por dentro q nos envenena